El pasado 2 de febrero, un nutrido grupo de fotógrafos y fotógrafas la Asociación Cámara en Mano asistió a una de las festividades más singulares y vibrantes del folclore castellano-manchego: La Endiablada de Almonacid del Marquesado, en la provincia de Cuenca. Era la segunda vez que se realizaba esta salida ya que este ancestral ritual, que mezcla tradición, fervor religioso y espectáculo, dejó una impresión imborrable en todos los asistentes y un deseo de volver a vivir esta entrañable fiesta.
Desde primeras horas de la mañana las calles, engalanadas para la fiesta, resonaban con el sonido inconfundible de los cencerros que portan los diablos, figuras centrales de la festividad. Ataviados con sus trajes de vivos colores, máscaras grotescas algunos y enormes cencerros colgados a la espalda, los diablos desfilaban con un ritmo frenético y contagioso, marcando el pulso de la celebración. Por su parte las Danzantas, ponen el punto folclor tradicional acompañados de cajas y dulzainas.
Especial atención se prestó a la devoción con la que los vecinos acompañaban a la Virgen de la Candelaria y a San Blas, figuras religiosas que, en contraste con la estridencia de los diablos, aportaban un matiz solemne y emotivo a la jornada.
Hay que agradecer la calidez y hospitalidad de los habitantes de Almonacid del Marquesado y su compromiso con la fiesta. Un pueblo de poco más de 400 habitantes donde este año han desfilado más de 150 diablos (solo chicos y de todas las edades).
La visita a La Endiablada ha sido una experiencia enriquecedora tanto a nivel visual como cultural. Las imágenes captadas por los asistentes reflejan no solo la espectacularidad del evento, sino también el alma de una tradición que, generación tras generación, sigue latiendo con fuerza en el corazón de Castilla-La Mancha. Sin duda, un evento que Cámara en Mano recomendará a todos aquellos que buscan autenticidad y emoción en las tradiciones populares de España.
Puedes ver aquí abajo las fotos de l@s asistentes: